Violencia

Violencia.



La violencia en el trabajo, en sus diferentes formas, es probablemente el segundo riesgo psicosocial en orden de importancia. La violencia es probablemente un rasgo de las nuevas formas y estilos de vida, predominantemente urbanas, anónimas, aceleradas y competitivas. La violencia es un marcador de nuestra sociedad occidental que se ha trasladado al marco laboral en el que ha ido aumentando en los últimos años (Chapelle y Di Martino, 2006). Sus consecuencias sobre la calidad de vida laboral son amplias y sus repercusiones sobre la salud del trabajador se extienden tanto a los aspectos físicos como a los mentales. Es también un riesgo laboral que ha ido teniendo cada vez mayor atención legal y de la jurisprudencia. El trabajo actual supone contextos ambientales de trabajo, el manejo de materiales altamente valiosos y la interacción con personas en situaciones imprevistas que hacen posible la aparición de distintas formas de violencia, incluidos atracos y asaltos. 


La OIT (2003) define la violencia laboral como toda acción, incidente o 
comportamiento que se aparta de lo razonable en la cual una persona es asaltada, 
amenazada, humillada o lesionada como consecuencia directa de su trabajo. La 
OMS (Krug et al., 2002) la define como el uso intencional del poder, amenaza o 
efectivo, contra otra persona o un grupo, en circunstancias relacionadas con el 
trabajo, que cause o tiene un alto grado de probabilidad de causar lesiones, 
muerte, daño psicológico, mal desarrollo o privación, y la Comisión Europea 
considera que consiste en incidentes donde el personal es maltratado, 
amenazado o asaltado en circunstancias relacionadas con su trabajo, incluyendo 
los desplazamientos al trabajo y viceversa, con un riesgo explícito o implícito a 
su seguridad, bienestar o la salud (Wynne, Clarkin, Cox, y Griffiths, 1997). 



Habitualmente se ha distinguido dos formas principales (Wynne et al. 

1997), la violencia física y la violencia psicológica, a pesar de que no siempre sus 

límites sean claros y puedan darse simultáneamente la una y la otra. En la 

delimitación conceptual de la violencia en el trabajo ha sido de gran importancia 

teórica y práctica el reconocimiento de los contextos en los que puede aparecer la 

violencia. En este sentido suele aceptarse la propuesta clasificatoria de la 

California Occupational Safety and Health Administration (1995). Esta 

clasificación divide los tipos de violencia en tres tipos fundamentales: Violencia 

de tipo I) Actos violentos procedentes de personas que no están relacionadas con 
el propio trabajo. Es un tipo de violencia que se comete con ocasión de robos, 
asaltos y atracos en el lugar de trabajo. El objetivo de esta forma de violencia es 
la obtención de bienes valiosos para los asaltantes. Violencia de tipo II) Actos 
violentos provenientes de los clientes a quienes se atiende o se presta servicio. 
Es el tipo de violencia vinculado a la reclamación o exigencia de supuestos 
derechos. El objetivo del mismo es obtener un servicio que no se estaba 
recibiendo. Violencia de tipo III) Actos violentos que provienen de compañeros 
o superiores del propio lugar de trabajo. Es el tipo de violencia asociado a la 
aparición de conflictos laborales de tipo organizacional o personal. El objetivo 
del mismo es obtener unos beneficios que no estaban obteniendo o estaban 
siendo reclamados por otros grupos. 




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